Fraude en el "Climagate"

El profesor Phil Jones, el responsable de la Unidad de Cambio Climático (CRU) de la Universidad de East Anglia (Reino Unido) en torno a la que se generó el llamado "Climagate", reconoce en una entrevista que la recopilación de datos para sostener la teoría del cambio climático fue "chapucera".

El "Climagate" se generó en vísperas de la cumbre sobre el cambio climático de Copenhague de diciembre pasado, al saberse que un estudio de esa universidad, clave en la hipótesis de que la acción humana es la responsable del calentamiento de la atmósfera, contenía numerosos errores en la recopilación de datos.

El robo de una serie de correos electrónicos a Jones reveló que se ocultó información al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC) para no sembrar dudas acerca del efecto del dióxido de carbono en la temperatura del planeta y que los responsables del estudio intentaron tapar los errores.

Según esos correos electrónicos, un conjunto de mediciones de temperaturas tomadas en estaciones meteorológicas en China contenía graves errores que fueron ocultados de manera intencionada.
Las mediciones en cuestión era una serie histórica sobre las variaciones de temperatura en el último medio siglo y aparecieron por primera vez publicados en la revista científica "Nature", siendo utilizados por el IPCC como uno de los elementos clave de su hipótesis acerca del calentamiento global de la atmósfera.

La mitad de las estaciones estaban situadas en enclaves rurales y la otra mitad en puntos urbanos, y la conclusión del estudio publicado en 1990 fue que el aumento de las temperaturas registrado en China era consecuencia de un fenómeno global de cambio climático y no del calentamiento producido por las ciudades.

El IPCC se basó en estos datos para concluir en su informe de 2007 que la influencia de las grandes aglomeraciones urbanas en el aumento de la temperatura de la atmósfera es escasa y que el cambio climático es un fenómeno global y no limitado a las ciudades.

En declaraciones a "Nature", Jones afirma que quiere aclarar las cuestiones científicas en torno a esta polémica y explica que procuraron escoger aquellas estaciones meteorológicas chinas que menos cambios instrumentales y de localización habían sufrido con el paso de los años.

"Pensaba que era la mejor forma de conseguir los datos, sólo quería conseguir información de otras estaciones rurales al margen de las que ofrecen los servicios de meteorología", sostiene Jones.
Sin embargo, el profesor de la CRU reconoce que los métodos de medición de la temperatura han variado en los últimos veinte años y que "ahora" sabe que las estaciones probablemente se cambiaron de sitio durante el periodo de estudio, por lo que la recogida de datos "no fue aceptable, fue una chapuza".

Jones, que se plantea enviar una corrección a "Nature", defiende pese a todo que hay estudios científicos que avalan que la localización de las estaciones meteorológicas era "irrelevante".
A las críticas recibidas, sobre todo de quienes niegan el cambio climático, el científico responde que están "mirando con lupa" los errores de su investigación para exponerlos "de forma desproporcionada".
"Si quieren criticar, que se pongan a escribir sus propias investigaciones", pide.

Otra de las críticas sobre el trabajo científico de Jones es que trató de minimizar la importancia de un periodo de calentamiento global ocurrido en la época medieval.

Jones replica afirmando que, aunque no está convencido de que ese fenómeno ocurriera de manera "global", nunca lo ha negado ni minimizado "porque hay mucha gente que sostiene que se produjo un calentamiento en torno al año 1000, seguido de un pequeño periodo glacial".

"Necesitamos más reconstrucciones meteorológicas de diferentes partes del mundo para reproducir la historia de los últimos milenios", alega Jones, para quien es "esencial" que la comunidad científica "siga investigando en torno a la climatología".

(Fuente EFE)

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