Un Meteorito No Fue la Causa de la Peor Extinción en Masa de Nuestro Mundo

 

La mayor extinción en masa de la historia de la Tierra, acaecida hace 250 millones de años, se desarrolló con lentitud, según un nuevo estudio realizado en la Universidad del Sur de California, que proyecta una profunda sombra de duda sobre la teoría de la extinción desencadenada por la caída de un meteorito. El deterioro medioambiental provocado por las erupciones volcánicas y el calentamiento global de hace 250 millones de años, fueron la causa más probable de esa Gran Extinción.

Catherine Powers y David Bottjer describen en su estudio un lento declive en la diversidad de algunos organismos marinos comunes.

El estudio muestra que el declive empezó millones de años antes de la desaparición del 90 por ciento de las especies de la Tierra, al final del Período Pérmico.

Incluso si realmente se produjo un gran impacto meteórico, los investigadores no creen que éste fuese la causa primaria de la extinción, pues ésta ya estaba en marcha.

Cuestionando más aún la teoría del meteorito, el estudio ha desvelado que los organismos de las profundidades del océano empezaron a morir primero, seguidos por aquellos de menores profundidades oceánicas y de los arrecifes, hasta que finalmente lo hicieron los que vivían cerca de la costa.

"Algo estaba emergiendo de las profundidades del océano", explica Powers. "Algo que ascendía por la columna de agua y mataba a esos organismos".

Ese algo probablemente era el sulfuro de hidrógeno. Las pistas apoyan a un modelo que atribuye la extinción a las enormes erupciones volcánicas que liberaban dióxido de carbono y metano, activando un rápido calentamiento global.

El agua más caliente del océano habría perdido parte de su capacidad de retener el oxígeno. El ascenso hacia la superficie que experimentaba el agua de las profundidades, rica en sulfuro de hidrógeno (el gas que proviene de las bacterias anaerobias del fondo del mar), pudo pues convertirse en portador de muerte.

Si hubieran escapado a la atmósfera grandes cantidades de sulfuro de hidrógeno, el gas habría matado a la mayoría de las formas de vida y también dañado la capa de ozono, aumentando el nivel de la nociva radiación ultravioleta que alcanzaba la superficie del planeta.

Powers y otros creen que esa misma secuencia mortífera se repitió para otra de las mayores extinciones, la de hace 200 millones de años, al final del período Triásico.

Arriba