Dudas Sobre una Teoría Muy Aceptada Acerca de la Formación de la Tierra
Dudas Sobre una Teoría Muy Aceptada Acerca de la Formación de la Tierra
Un nuevo estudio pone en tela de juicio tres décadas de sabiduría
convencional acerca de algunos procesos físicos que ayudaron a conformar
la Tierra del modo en que la conocemos actualmente.
Las conclusiones de este estudio desafían a la ampliamente aceptada
teoría que sugiere que toda el agua, así como muchos elementos
siderófilos, fueron añadidos al planeta en una fase ya avanzada de su
formación. La agregación se llevó a cabo por el impacto de cometas,
meteoritos u otros cuerpos.
Durante 30 años, esta hipótesis había sido el paradigma dominante para
entender la historia temprana del planeta y el origen primordial de la
propia especia humana. Con este nuevo estudio, los científicos sugieren
que esta hipótesis puede no ser la única manera de explicar la presencia
de ciertos elementos en la corteza y el manto terrestres.
Es un hecho conocido que la Tierra posee un núcleo rico en hierro que
retiene aproximadamente una tercera parte de su masa total. Rodeando al
núcleo hay un manto rocoso que equivale a casi las dos terceras partes
restantes. La delgada corteza en la superficie completa la suma.
Según esa teoría ampliamente aceptada, la mayoría de los elementos
siderófilos originales (tales como oro, platino, paladio e iridio, que
se asocian rápidamente al hierro) habrían sido concentrados en el núcleo
durante decenas de millones de años, siendo así retirados del manto y
la corteza. De este modo, las cantidades de elementos siderófilos que
observamos hoy, deberían haber sido suministradas después de la
formación del núcleo, y por un bombardeo meteorítico subsiguiente. Éste
habría traído también agua, carbono y otros materiales esenciales para
la vida, los océanos y la atmósfera.
Para comprobar esta hipótesis, Munir Humayun, geoquímico del
departamento de Ciencias Geológicas de la Universidad Estatal de
Florida, y sus colegas de la NASA Kevin Righter y Lisa Danielson,
realizaron una serie de experimentos en los cuales expusieron muestras
de roca que contenían paladio, a condiciones extremas de presión y
temperatura similares a las encontradas a más de 500 kilómetros de
profundidad. Después, se midió la distribución de paladio en cada
muestra.
A las mayores presiones y temperaturas se descubrió que el paladio tenía
las mismas proporciones relativas entre roca y metal que las observadas
en la naturaleza. En otras palabras, la distribución de paladio y otros
elementos siderófilos en el manto terrestre puede explicarse por
mecanismos distintos al del bombardeo meteorítico de millones de años.
Este trabajo tendrá consecuencias importantes sobre el modo en que los
geólogos consideran la formación del núcleo, la relación manto-núcleo y
el bombardeo meteorítico en la historia temprana de la Tierra. Podría
también llevar a los biólogos a replantearse los orígenes de la vida en
nuestro planeta.