La mayor estrella jamás observada por el hombre
El pasado 23 de marzo conocíamos el extraordinario descubrimiento de la mayor supernova conocida hasta ahora, realizado por un grupo de investigadores del Instituto Weizmann, en Israel, y de la Universidad Estatal de San Diego, en California. Ahora, en un artículo publicado esta semana en Nature, los descubridores de la titánica explosión (bautizada como SN2007bi) aportan nuevos y sorprendentes datos sobre su espectacular hallazgo. De hecho, la estrella cuya muerte fue detectada en abril de 2007 es, con toda probabilidad, la más grande y masiva jamás observada por el hombre. Sólo los residuos de su violenta explosión (diversos elementos pesados destinados, quizá, a formar nuevos sistemas solares) pesan 50 veces más que nuestro sol.
«Se trata, definitivamente, de algo que jamás habíamos visto antes»,
asegura Avishay Gal-Yam, uno de los astrónomos del Instituto Weizmann
que ha tomado parte en la investigación.
La gigantesca explosión fue detectada por primera vez el 6 de abril de
2007 pero su brillo, a diferencia del de la mayoría de las supernovas,
no fue apagándose en cuestión de un par de semanas, sino que se mantuvo
constante durante meses. «Volví a mirar después de una semana, después
de dos, después de un més y hasta después de cinco meses y el brillo era
prácticamente el mismo», recuerda Gal-Yam. La intensidad del brillo de
SN2007bi es, en efecto, entre 50 y 100 veces mayor que el de una
supernova típica.
Observaciones posteriores realizadas con algunos de los telescopios más
potentes del mundo (entre ellos el Keck, en Mauna Kea, Hawai, y el
observatorio Paranal en Chile) confirmaron que se trataba de una
supernova muy distinta a las demás. Gal-Yam y sus colegas revelan en
Nature que la estrella que explotó de forma tan violenta tenía
probablemente hasta 200 veces la masa de nuestro sol. Y el tipo de
supernova que produjo, aunque había sido predicho en teoría, jamás había
sido observado hasta ese momento.
La explosión generó cantidades masivas del elemento radiactivo níquel-56
y una enorme cantidad de otros elementos ligeros, como carbono y
silicio. En total, residuos con un peso cincuenta veces superior al del
sol.
«No hay estrellas así en nuestra galaxia ni en las galaxias cercanas
-afirma el astrónomo-. Es una estrella espectacular». Algunas teorías
sugieren que no es posible que una estrella crezca más allá de las 150
masas solares, y todas las observaciones realizadas hasta el momento
parecían confirmar ese límite. Un límite que ha quedado hecho añicos por
la magnitud de SN2007bi.
En nuestra propia galaxia, las estrellas están formadas principalmente
por hidrógeno y helio, además de un pequeño porcentaje de elementos
pesados, sintetizados en el interior de sus hornos de fusión nuclear.
Cuando una estrella supera ciertos límites de masa (ver explicación
aquí) la gravedad la obliga a contraerse hasta tal punto que toda su
materia se ve aplastada y comprimida.
Esa presión se hace insoportable y la estrella, entonces, puede estallar
en forma de supernova, uno de los fenómenos más energéticos y violentos
de todo el universo. Esa es, precisamente, la forma en que se liberan
al espacio los elementos más pesados que el hidrógeno. Elementos sin los
que no sería posible la existencia de planetas, lunas y, por supuesto,
tampoco de ninguna de las personas que han leído este artículo.
JOSÉ MANUEL NIEVES (ABC.ES)